¿Final?
Hemos aprendido lo que es tender nuestro corazón,
darnos, ofrecernos, ayudar. Perfecto. En el camino podemos
haber sufrido daños o sinsabores que hemos superado. Bien
hecho. ¿Y ahora? ¿Es este el final? No. Darse a los demás es
un camino y no un fin. Un camino que permanentemente
está en obras. Durante el mismo podemos tener tropiezos o
hemos tenido que disimular grietas. Pero así es ese camino:
a
veces duro, a veces reconfortante... A veces rocoso, a veces
agradecido.